A veces el cariño que les tenemos a nuestros amigos, nos hace perder de vista su calidad de vida. Ante una enfermedad o edad avanzada, debes ser objetivo y evaluar si ha llegado la hora de despedirse.
En ocasiones tenemos que pensar en la posibilidad de decirle adiós a nuestro mejor amigo, por ejemplo si está muy enfermo, pues no es justo aferrarnos a tenerlo si él ya no está bien. ¿Cómo saber cuándo es justo? No debes tomar una decisión apresurada; en las siguientes líneas intento darte una guía para tomar ese difícil paso, o pensar en él para cuando llegue el momento.
Comienza hablando con el Médico Veterinario sobre su diagnóstico, tratamiento, pronóstico y las alternativas existentes. Paralelamente fíjate en las siguientes actitudes y comportamientos de tu mascota, para tomar la decisión correcta en el momento adecuado:
- ¿Tiene ganas de salir a pasear? Un perro que a pesar de estar viejito todavía seemociona al oír su cadena y, aún cuando no pueda correr, hace el intento por levantarse y camina paso a pasito, es un perro que todavía tiene ganas de vivir.
- ¿Aún le llaman la atención sus juguetes? Algunos perros se enloquecen con las pelotas, otros con los peluches, otros con los juguetes que hacen ruidos. La conducta de juego es aprendida y depende de su infancia, si de pequeño lo enseñaste o estuvo en contacto con determinados juguetes, seguirá jugando, pero si nunca los conoció es difícil que lo haga en la adultez. Si tu perro sigue poniendo atención cuando tomas su juguete preferido, todavía tiene ganas de seguir adelante.
- ¿Mueve la cola ante las cosas que le causan alegría? Puede ser que tu perrito anciano ya no se pueda levantar mucho o muy rápido, pero si aunque esté echado te fijas que mueve su colita con las cosas que le alegran, te darás cuenta que no está indiferente ni deprimido.
- ¿Está atento, responsivo y acude cuándo lo llaman? Son señales buenas si tu perro está atento a lo que pasa a su alrededor. Si lo llamas y quiere caricias, si quiere complacerte obedeciendo las órdenes que le das o si intenta mantener el contacto social con el resto de la familia de manera funcional, son signos de que no está deprimido ni de algún problema mental degenerativo.
- ¿Acepta su alimento o hay que forzarlo a comer? Obligar a un animal a comer no es una buena señal, ya que la anorexia (falta de apetito) se da generalmente por causa de alguna enfermedad y ésta puede ser orgánica o psicológica, es decir, el perro puede dejar de comer porque tiene cáncer, problemas en algún órgano como el corazón, el hígado, los riñones, el intestino, o bien porque está deprimido, tiene síndrome de disfunción cognitiva, etc., así que un buen apetito habla bien de su estado de salud y su estado de ánimo.
Pero cuidado, los perros aprenden a manipular a las personas perfectamente bien, por lo que si tú lo “chiqueas” demasiado puede no querer comer hasta que le des en el hocico y eso tampoco es sano para ambos.
- ¿Llora, gime o aúlla cómo si algo le doliera constantemente? En los perros el dolor es fácilmente distinguible, no así en los gatos. Cuando a un perro le duele algo se lame constantemente la zona, llora o gime, por lo que debes llevarlo al veterinario para que te diga porqué le duele y si le puede recetar medicamento, si a pesar de eso él sigue gimiendo tendrás que verificar si realmente es por dolor o sólo por llamar tu atención.
Podrás ver que actúa para llamar tu atención si cuando lo acaricias se calla y cuando dejas de hacerlo vuelve a llorar o te mueve las patas para que lo sigas acariciando. Obviamente quiere tu compañía pero ten cuidado si cedes ante todas sus demandas, después vivirás esclavizado a éste y ni tú ni él podrán disfrutar la vida, pues tú te comenzarás a sentir culpable de dejarlo y él no podrá estar feliz si tú no estás. Esto ya es patológico, el perro y tú deben aprender que no sólo juntos pueden estar bien sino que estar separados por momentos tampoco es malo. Lo ideal es que no le prestes atención si él la demanda, gime y se te encima, sin embargo, sí darle cariño cuando él este calmado.
Volviendo a la toma de decisiones difíciles, una vez que observes cómo pasó ese día tu perrito, puedes usar esa información para llevar un recuento en un calendario. Puedes marcar con una cruz si no fue un buen día para él (es decir, si tuvo dolores o depresión) y con una palomita si tuvo un buen día, sin dolor y feliz. Así, al final de una semana, una quincena o un mes, puedes hacer un recuento de los días buenos y los malos y evaluar de una manera más objetiva la calidad de vida que está teniendo tu perro en un periodo determinado.
Si en un mes cuentas más taches que palomitas, es momento de pensar en adelantar el día final de tu pequeño para que no sufra sin sentido, pero si tu perro todavía tiene ganas de vivir síguele echando ganas con él y disfrútalo mucho.
Recuerda: siempre antes de tomar una decisión, ponte en el lugar de tu mascota, así podrás responderte un poco qué es lo que él desearía aunque no te lo pueda decir con palabras. El perro, en esta etapa de su vida, necesita mucho amor, cariño y comprensión, no busques la “salida fácil”, él te lo agradecerá.
Y cuando llegue el momento final de despedir a tu mejor amigo… no te prometo que será fácil, pero te aseguro que dentro de ti sabrás que hiciste lo mejor que pudiste y él te lo agradecerá donde quiera que esté.
Este articulo me genero paz pues mi perrita Tutsi de 15 años apenas murió el día 18 de este mes de mayo de 2016. Ella ya tenia cáncer y estaba malita de su corazón. Las ultimas dos semanas, previas a que murió, tenia días regulares, malos y muy malos. Yo me tenia que ir a trabajar y ese día antes de irme me despedí y le dí «permiso» para que ya nos dejara y se fuera al cielo de los perritos. Mi papá me llamo para decirme que ya había muerto a la 1:30 del día. Me entristecí y llore pero en mi corazón no había culpa porque hice todo lo humana y medicamente posible hasta el final. «Siempre estarás en mi corazón mi gordita preciosa»
Me he sentido culpable estos meses porque mi perrita necesitaba un estudio y no se lo hice hasta ya que fue urgente, he pensado que si se lo hubieran hecho antes ella todavia estuviera aqui, yo la cuidaba y le daba su medicina día con día, pero quiza era su tiempo de irse, en el momento que ella se puso más grave no estuve con ella, me aviso el doctor que ya estaba muy mal, que le faltaba ya el aire ya estaba agonizando y le pedi al doctor que la durmiera porque no quería que sufriera más, pero lo que no me dejaba en paz era eso que no estuve con ella a la hora que murió, llegue poco minutos después que ella murió, lei un libro que trata de las perdidas y me dejó que mi pequeña layla no quería que yo la viera morir, porque quiza no se hubiera podido ir.
Creo que lo último que dices fue para mi un consuelo, ya que cuando tuve que tomar la decision de que mi puppy se fuera, me quedé tranquila porque le di lo mejor que pude pero lo extraño y nunca lo olvidaré a pesar de que era medio grosero.